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¿El tiempo? Nanai

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El tiempo no existe No existe el tiempo, y te lo puedo demostrar. Murámonos, solo un poco. Un momento de quietud, sin más posibilidad que desintegrarnos y no poder volver a pensar. No existe futuro. El tiempo no existe, y te lo demuestro: Pregúntale a mi hijo qué hizo ayer. No tengo hijo. Por tanto, no tiene ayer. ¿Solo hay “un pasado” para lo que ha existido? Si nada existe, entonces no hay ningún pasado. No hay pasado para los que están por nacer, a no ser que nazcan. El pasado no puede basar su existencia en algo que aún no sabemos si ocurrirá (la vida). Antes de cualquier tipo de existencia, ¿existía el pasado? No. Sin embargo, de haberse sabido que algún tipo de existencia existiría, el pasado sí hubiera existido para esa existencia que acabó existiendo. Sin existencia, no existe el pasado. Si solo existe un pasado relativo a una existencia, entonces el pasado (solo pasado) no existe. ¿Y ahora? En lo que tardo en decir "presente", ya no soy la misma. Ya he ca...

DesEsperanza

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La desesperanza no pide ayuda. Es una señora muy señoreada, siempre está en silencio, siempre está callada. No esperes que la desesperanza te diga dónde está. No esperes que te avise. No quieras que te diga: ¡oye!, estoy aquí. La esencia misma de la desesperanza es el silencio. La nada. El vacío. Todo da igual y la existencia deja de tener sentido. Si acaso a veces se oye algo, se deja ver, se mueve, se nota, se huele o se palpa; entonces, aunque lo parezca, no es. Se trata de su eco, o de la sombra de lo que en realidad hubo. Es una desesperanza bastante menos desesperanzada si puedes percibirla, porque cuando la desesperanza acecha, nadie jamás podrá oírla. Si se siente, entonces aún hay esperanza. La desesperanza ahoga, agarra por el cuello. Apaga la luz, y dejan de percibirse los matices de las cosas; los colores se vuelven uno. La desesperanza desgasta las emociones. Las congela o las aísla; las rapta, las destruye, las hace invisibles, las anestesia, las pausa y las p...

Cursiva

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No lo vas a entender hasta que no quieras entenderlo. Da igual si te lo explico. Da igual cómo te lo explico. Entiende el que quiere, entiende el que puede, pero también el que quiere poder. Yo soy cursiva, como la letra. Todo me sale —yo hago que me salga, necesito que me salga— torcido. La vida, al menos la mía, es un torrente de obligaciones que te arrastra. Un torrente de personas con más ímpetu que tú, que te dicen qué es lo correcto, por dónde tirar y qué vas a hacer a las 8:45 del quinto día del séptimo mes. Si me apuras, te dirán cuánta hambre tienes que tener, qué ropa llevar y cómo te tendrás que sentir. Soy cursiva, y además tengo la letra fea. Creo que, mientras me detengo en hacer unas líneas acordes a lo que la media llama "perfección" según sus características simétricas absurdas, entre otras, me pierdo mucho de la espontaneidad que ofrece la vida. Mimc

Refugio

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El refugio. Tod@s necesitamos uno. Es el lugar en el que te tumbas después de comer, cuando no quieres pensar en obligaciones y solo quieres mirar y callar. Un sitio en el que observar cómo gira el mundo sin que nadie te vea girar a ti. Un lugar en el que solo ser. Un refugio que sirva también para verbalizar, cuando te apetece hablar. Y quejarte de todo sin que te acuse nadie de quejica. Donde cagarte en la puta sin que te acusen de machista o cagarte en Dios y que nadie se ofenda. El refugio debe ser un lugar familiar… y si no es físico, es psicológico, pero es familiar. Porque lo conoces bien, porque es suave, es blandito… puedes venir borracho y tropezar. El refugio es un lugar donde eres tú, donde nadie te va a juzgar, reprochar ni exigir. Nadie te va a pedir que te arregles, que te afeites, que te maquilles o que te cortes las uñas. Es tu puto refugio, donde estás cuando no puedes más… cuando eres consciente de tu soledad. Hay refugios improvisados, cuando, a pesar de...

Manual para " ayudar " a estar mal

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A pesar de las muchas causas y acontecimientos que nos incitan a estar mal, aún hay personas que consiguen sobreponerse y tiran de su resiliencia para seguir adelante. A veces, incluso dejamos de estar mal demasiado rápido. Por eso considero que, para estar mal, también nos debemos ayudar. Si quieres ayudar a estar mal a un amigo, una amiga, o familiar, lo primero es decirle que no esté mal:  - ¿Estás mal? No estés mal. Dile lo que debe hacer, siempre funciona:  - No pienses en negativo, piensa en positivo. Para ayudar a estar mal, no hay nada como comparar constantemente a esa persona con otra. Compara. Compara sin parar.  - A mí me pasó igual, y yo no me puse así de   mal. No te pongas en su lugar, mira siempre desde tu punto de vista: - ¿Estás triste? ¿Por qué? No tienes motivos. Si quieres ayudar a alguien a que esté peor de lo que está, lo principal es dar constantemente tu opinión sobre lo pequeño que es su problema o circunstancia. Minimízalo....

Manual para estar mal

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Para estar mal no hay que estar bien. Intenta no desahogarte, no llorar. No respires profundo y pausado. Respira de forma irregular: Inspiraciones y espiraciones cortas, lo superficiales, inconscientes. Para estar mal, intenta pensar mucho todo el tiempo, no te des tregua. Ten todas las ideas catastróficas posibles al mismo tiempo. Angústiate. Ten miedo. Asústate. Que cunda el pánico. Piensa en negativo. Todo lo malo que podría pasar. Presta atención a tu ritmo cardíaco, se acelera. ¿Palpitaciones? ¿Miedo a perder el control? Vas por buen camino. Para estar mal no quieras estar bien. No expreses, jamás, tus emociones, tus pensamientos, tus sensaciones. Recuerda: no expreses. Si quieres llegar a estar mal por el camino más rápido, recuerda guardártelo siempre todo. Para ti. Así, con suerte, el día menos pensado, explotes. Entonces, ¡oh! Enhorabuena, lo habrás logrado.    Mimc                 ...

Echar la Primitiva

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Es amor. No sé por qué lo hará Fulanita, ni qué ilusiones tiene Menganito. Mi madre lo hace por amor. Lo sé. Incondicional. A sus hij@s, a sus niet@s. Mi madre recuerda que tiene que echarla cuando piensa en nosotros. En que mi hermano aún no ha salido de trabajar, en que mis hermanas deberían cobrar más... o que quizá yo, con algo de ayuda, sería más feliz, porque, visto lo visto, con mi suerte parece difícil... Creo que así piensa ella. Agarra su boleto con esperanza y lo deposita en el mostrador, esperando con ilusión que ese sea el ganador, mientras nos visualiza y piensa en lo que haríamos con el premio. Le da igual poder viajar o tener una casa más grande, por no mencionar otros lujos innecesarios. No, eso a ella no le interesa. Lo quiere para nosotros. Para vernos tranquilos, sin preocupaciones. Solo así ella sería feliz. Mamá, nosotros ya tenemos el premio y la felicidad que eso conlleva; tenemos tu cuidado, tu esfuerzo, tu atención, tu amor. Te tenemos a ti. Gracia...